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lunes, 9 de febrero de 2015

Sólo dos deseos, el Anarquismo y descansar junto a la tumba de su hermano: La Memoria de Canuto Marcos al servicio de la Justicia. Día 40

Era Canuto un chaval espabilao. No le quedaba más remedio si debía ayudar a padre y madre y a su hermano Emiliano a sobrevivir y a tirar palante. Canuto había nacido en el frío enero de 1920 pero ya con ocho años pastoreaba piaras de cochinos, recogía leña en el monte y con su familia batallaba contra la miseria y contra el hambre feroz a la que los señoritos latifundistas les condenaban. Allá por 1934 y con sólo 14 años, ya ayudaba Canuto a su hermano a difundir los ideales ácratas y a captar prosélitos comprometidos con el anarcosindicalismo representado por la CNT. Impulsaban pequeñas escuelas obreras, creaban bibliotecas de barrio y difundían entre sus camaradas proletarios ideas de autogestión, colectivización y justicia social.

Con el golpe de Estado de los funcionarios traidores armados contra el Pueblo, Canuto parte voluntario
enrolado en el Batallón Rosemberg hacia Sigüenza para luchar contra el fascismo. Tras la caída de la ciudad en manos franquistas y el desorden de las unidades anarquistas en retroceso, la República organiza a las milicias creando su Ejército Popular en cuya 49ª Brigada Mixta --aunque de inspiración comunista-- acaba por recalar nuestro héroe. Entra en combate y toca los frentes en Guadalajara, Jadraque y otros lugares en Castilla y en Extremadura, como Don Benito. Tras su paso por la Academia de Fuerzas Blindadas en Archena (Murcia) para ser formado por profesores soviéticos como suboficial, el sargento Canuto es una de las víctimas de la división en dos del territorio republicano por los imparables avances de los fascistas y su toma de Vinaroz el 15 de abril de 1938. Desde ese momento, Canuto fue como tantos millones de leales, una víctima más de los últimos esfuerzos por preservar la Libertad y la Constitución republicana antes de los estertores finales y la terrible derrota. Vencidos y exhaustos, decenas de miles de republicanos --entre los que se encontraba el joven Canuto-- se dirigieron en marzo del 39 hacia Valencia y Alicante para buscar infructuosamente barcos con los que escapar de la anunciada venganza. Sólo unos pocos pudieron lograrlo y Canuto no estaba entre ellos. A duras penas pudo huir de los chacales y tras una odisea con encontronazos, hambre y palizas a manos de los vencedores, Canuto regresó a Guadalajara, permaneciendo casi desapercibido en la ciudad durante un año sin llegar a ser acusado por los vencedores, encelados como estaban éstos en localizar, perseguir, detener y liquidar a las figuras políticas, sindicales y culturales de la izquierda más prominentes de la ciudad. Varios cientos de alcarreños, miles, caen en las razzias fascistas, entre ellos su tío y para mayor dolor su hermano Emiliano, asesinado el 9 de marzo de 1940 y enterrado entre las crueles risas de los falangistas y curas presentes. Pocos días después, Canuto es movilizado y tras ser clasificado como anarquista, es condenado a prestar servicio forzado en un batallón disciplinario de soldados trabajadores en Teruel, junto con otros 1.000 paisanos de la ciudad y los pueblos de alrededor.

Tras pasar varios años en el batallón de castigo, Canuto fue liberado condicionalmente y pudo regresar a Guadalajara siendo acosado y vejado en numerosas ocasiones por los falangistas locales. Y allí, como todos los vencidos, hubo de acostumbrarse al oprobio de la derrota, al silencio y a la opresión. Durante aquellos largos años y décadas, Canuto soñó en la derrota del fascismo y en la muerte del dictador y consecuentemente con sus ideas, participó en el resurgimiento clandestino y en la callada reestructuración del anarcosindicalismo guadalajareño. Sólo dos cosas juró Canuto durante toda su vida: ser anarquista hasta el último de sus días y reposar ya muerto junto a la tumba de su hermano Emiliano. Hoy y desde el 9 de octubre de 2012 ambos duermen juntos y aguardan a que algún día sus herederos ideológicos anarquistas "alcen la bandera revolucionaria que del triunfo sin cesar les lleve en pos". Séales la tierra leve y perdure por siempre su memoria.


Canuto Pedro Marcos Centenero señalado con un circulo durante su estancia en un batallón de castigo en Teruel. Fuente de la fotografía y de los datos esenciales de esta entrada: MEMORIA GUADALAJARA https://memoriaguadalajara.wordpress.com/2012/10/21/fallece-canuto-pedro-marcos-centenera-veterano-militante-de-la-cnt/

1 comentario:

Loam dijo...

Séales la tierra leve y perdure por siempre su memoria.